Sierra de Altomira (Guadalajara)
Precio | Salida | Fecha |
56€ por persona | Inicio: 08.00 - Fin: 20.00 aprox. | Domingo 22 de diciembre |
Qué incluye | Qué no incluye | Especies posibles |
- Transporte en furgoneta | - Comidas | Grulla común, buitre leonado, águila perdicera, pico picapinos, pito ibérico, reyezuelo sencillo y listado, agateador europeo, zorzal alirrojo, acentor alpino, piquituerto, jilguero lúgano, etc
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* Grupos reducidos: entre 4 - 7 participantes
** Puede sufrir modificaciones
Entre la Alcarria y el Sistema Ibérico
Como un corte en dirección norte-sur, la Sierra de Altomira atraviesa las desconocidas provincias de Cuenca y Guadalajara a lo largo de más de 100 km de longitud. Un conjunto de pequeñas y alargadas sierras se elevan entre los cursos de los ríos Tajo y Ciguela, que a su vez, dibujan profundos valles encajonados, formando hoces, cañones y barrancos. La riqueza geológica, natural y paisajística del lugar es única. El relieve queda cubierto por un manto de encinares, la formación vegetal predominante, que se entre mezclan con extensiones de pinares y quejigares.
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Otra singularidad del espacio es su variedad de ambientes, lo que da lugar a una elevada diversidad faunística. El grupo más importante es el de las aves, sobre todo las relacionadas con ambientes rupícolas. Las formaciones geomorfológicas que escoltan a los cursos fluviales son el hábitat ideal para una importante comunidad de rapaces, de las que destaca el águila perdicera, una de las especies rupícolas más emblemáticas. Realizaremos varios itinerarios por el espacio protegido en busca de muchas de las especies que habitan cortados y cañones de Altomira.
Las enormes siluetas de los buitres leonados que sobrevuelan el cañón, se convertirán en nuestros compañeros de ruta a lo largo de la mañana. El lugar que visitaremos también es territorio del águila real y el halcón peregrino. Se trata de especies solitarias y misteriosas, más difíciles de observar, pero que pueden hacer entrada en escena en cualquier momento. Sin embargo, a pesar de la belleza de las grandes rapaces, también existen grupos de chova piquirrojas sobrevolando el espacio y demostrando su capacidad acrobática en vuelo. Desde lo alto de su posadero, el roquero solitario nos vigila erguido, destacando en la silueta del cortado. Las aves forestales, como herrerillos capuchinos o carboneros garrapinos entonan un sin fin de llamadas que avivan el bosque en esta época. Por si fuera poco, en estas fechas, hay un grupo de aves ocasionales que llega a este paraje para pasar el invierno. Se trata de los acentores alpinos. Aunque son aves esquivas y no todos los años se dan cita, merece la pena acercarse en esta época hasta estos parajes por si nos encontramos con estas aves alpinas.
Los embalses son frecuentes en la región, con hasta cinco masas de agua embalsadas. En este tipo de ambientes podremos observar aves acuáticas como el cormorán grande o la focha común y aunque no hay invernada habitual, si es un lugar de descanso para los bandos de grullas que siguen realizando movimientos migratorios. En sus orillas, la vegetación palustre da cobijo a pájaros moscones, escribanos palustres y bandos enormes de gorriones morunos y en los sotos fluviales podemos observar también una gran cantidad de aves pequeñas como pardillos, zorzales, etc.
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Las poblaciones residentes de rapaces rupícolas, sumadas al atractivo de poder ver a especies alpinas escasas en invernada, más la belleza paisajística y la singularidad de este espacio, son motivos suficientes como para que realizamos una visita a este escondite castellano manchego.
Detalles y recomendaciones
- Calzado y ropa apropiados para la época.
- Material óptico (telescopio muy recomendable).
- Imprescindible llevar agua y comida.
- Consultar la meteorología.
- Leer detenidamente la información de la excursión.
- Las reservas deben hacerse con 7 días de antelación.
Escribano montesino
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